jueves, 27 de agosto de 2009

Revista Nueva "La revista del interior"


Mundo gourmet

Quien siembra poesía en el corazón

El vino atraviesa un gran momento. Lo estudian cada vez más jóvenes en cursos y carreras. Los sommeliers ganan terreno y los consumidores están ávidos de forjarse un buen paladar. Aquí, las tendencias que se vienen en el rubro bebidas.
De él creemos saber todo. O casi. Ya que no se trata sólo de conocer que la temperatura de los espumantes tiene que estar entre los 6 y 9 grados, que la de los blancos dulces entre 6 y 8 o que la de los tintos livianos entre 12 y 14. Tal vez, ese afán de sabiduría radique en que convivimos –y nos deleitamos– con él desde hace más de siete mil años (en Persia, la India y la China pueden dar fe de ello).
Pero lo que a diario suele soslayarse es una constante y pronunciada evolución que incluye varios factores que hacen de su actualidad un lecho de rosas. O de uvas, porque hacemos referencia al vino, “color de día, de noche, con pies de púrpura o sangre de topacio, encaracolado, suspendido, amoroso y marino” (sí, Pablo Neruda también se inspiró en –y con– él). ¿Algunos botones de muestra? Un sinfín de cursos, revistas y libros sobre la materia, la aparición de procedimientos inéditos para elaborarlo, la proliferación de vinotecas y wine bars, la ascendente importancia de los sommeliers en los restaurantes (hay más de seiscientos en la Argentina), los exitosos remates en los que se pueden llegar a pagar $2000 cada botella y la increíble cantidad de personas que se inscriben, por ejemplo, en el posgrado en enología técnica. Ni Julio César, un apasionado del vino, hubiese imaginado este presente.
“Sin dudas, estamos viviendo el crecimiento de la industria y eso lo notamos en la variedad de etiquetas que se encuentran a disposición en vinotecas, restaurantes y supermercados”, opina la sommelier Sandra Castillo, integrante de la Comisión Directiva de la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS). “Hoy se busca mayor calidad en el producto; hay vinos jóvenes muy bien logrados y vinos de guarda que nos dejan muy bien parados ante un público internacional curioso. En la Argentina, ya estamos preparados para el turismo vitivinícola; las bodegas cuentan con restaurantes, hoteles y excelentes servicios para quienes quieran sumergirse en los misterios del vino”.
A la lista de motivos por los que esta bebida atraviesa un gran momento, se pueden agregar los cambios anuales en las tendencias y en los estilos de los vinos (un año es protagonista el Pinot Noir y al siguiente, el Malbec; así como los rosados pican en punta una temporada y, después, le dejan la posta a los espumantes), la búsqueda incesante de calidad por parte de los productores, la inauguración de bodegas y el hallazgo de zonas de producción inexploradas.
Asimismo, hay otro gran actor con un altísimo grado de responsabilidad. ¿Quién es? El consumidor. ¿Por qué? Porque se interioriza más sobre las cepas, porque se anima a probar sugerencias del sommelier y porque pregunta por etiquetas puntuales y por regiones que alguna vez averiguó (hay quienes hasta se animan, en el calor de su hogar, a armar una pequeña cava). “El consumidor de vino es mucho más exigente de lo que era hace un tiempo atrás. Se ocupa y se preocupa por aprender y ya no se queda con esa idea demagógica de que ‘el mejor vino es el que más le gusta a uno’, sino que la cambió por aquella que reza que ‘el mejor vino es el que se está por descubrir’. En resumen, digamos que el consumidor actual es menos snob y más sibarita”, acota el sommelier Sebastián Bossi, docente de la EAS y de la Universidad de Palermo (UP), y spirits writer de la revista Bar & Drinks.
En este punto, Alejandro Iglesias, sommelier, wine writer y asesor en el armado de cavas y colecciones privadas de vinos, hace una salvedad: “Es verdad que el consumidor cambia constantemente, pero también lo noto algo agobiado. Necesita que se le enseñe. Y eso se trasluce en el número de interesados en profundizar sus conocimientos. Se dieron cuenta de que son un factor sustancial en el mercado y quieren hacer valer su dinero”.

Mucho más que tomar una copa de vino
El buen paladar se hace, no es algo innato. Según Iglesias, es significativo el ámbito y la cultura gastronómica en la que uno se haya criado, y la diversidad de ingredientes, comidas, frutas y especias que haya probado a lo largo de la vida. Para el especialista, lo que sí se puede heredar es un paladar sensible, bien predispuesto; esto facilitará su desarrollo. La noticia alentadora es que, quizás, no todos adquieren un excelente paladar, pero sí podrán aguzar el que tienen.
Ahora, ¿cómo se educa el paladar? “Concentrándose en el preciso instante en el que uno come o bebe. Así, uno forja experiencia y discernimiento”, apunta Bossi. Castillo completa: “Necesitamos probar bastante y someternos a un entrenamiento que consiste en incorporar los sabores y las sensaciones que se suceden en la boca cuando catamos. Debemos relajarnos para lograr definir las áreas en que sentimos lo ácido, lo amargo, lo salado y lo dulce”. Se trata, entonces, de diferenciar ingredientes y de advertir sus cualidades, virtudes y defectos.
Tanto en la EAS como en la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) dan cuenta del interés auspicioso que demuestran los jóvenes por la carrera Sommellerie. “La profesión de sommelier es relativamente nueva. Creo que la inclinación por ella está íntimamente ligada al crecimiento que experimentó la viticultura en nuestro país. Antes, eran tres o cuatro las etiquetas que veíamos en las góndolas; actualmente, la realidad es otra. Este es un disparador notable para que las personas se acerquen a las escuelas”, comenta Castillo.
Para Bossi, la clave del mundo gourmet son sus productos, que tienen una relación directa con nuestras vidas, además de trascender edades y diferencias sociales. “En una cotidianeidad que obliga a llevar un ritmo acelerado, la gente intenta volver a las raíces, a las fuentes. Y disfrutar de los sabores y los aromas es una actividad muy gratificante. Los alumnos asisten a clase con la noción de hacer una pausa y entregarse al deleite. Se ensayan grandes placeres al oler un café, un pan o un vino, ya que, con mucha simpleza, nos abren la puerta a un mundo nuevo. Por otro lado, saber de vinos y de productos gastronómicos se puso de moda ya que da una imagen de cierta educación que muchos quieren ostentar en sus círculos íntimos y profesionales”, afirma Iglesias.

Lo que viene
Una buena pregunta sería: ¿Cuál es su vino preferido? Pero mejor aun, sería averiguar cuál es el predilecto de los argentinos. Bossi tiene su respuesta: “Vino espumante y vino tinto joven, con una abundante concentración de fruta y una presencia equilibrada de madera”. Por su parte, Iglesias no duda al sentenciar que es el Malbec, “por preferencia y por un fuerte trabajo de comunicación, ya que todos lo identifican, a nivel local, a la misma altura que el mate. Hay quienes no toman vino, pero nadie desconoce qué es el Malbec”. Castillo coincide y ahonda en la cuestión: “Tenemos mucha influencia de la cultura mediterránea; por lo tanto, se consume, en mayor cantidad, vino tinto. El Malbec es el elegido por la mayoría de los argentinos, por su carácter frutado, amable y expresivo. ¡Aunque las demás cepas ya están haciendo lo suyo y muy bien!”.
¿Y en el futuro, qué? ¿Cómo nos seguirá sorprendiendo el universo del vino, que comprende, como nadie, el arte de la reinversión? “Está en auge el vino rosado, cada vez más aceptado a raíz de su perfeccionamiento. Los espumantes también soplan con fuerza. El foco parece estar puesto en la calidad final a un precio razonable”, desliza Iglesias.
Bossi espera que haya un mayor consumo de vinos blancos (de variedades alternativas al superclásico Chardonnay, como ser: Semillón, Pinot Gris, Viognier y Torrontés) para abrazar un mercado más abierto, que no se concentre en pocas bodegas y en dos o tres variedades de uva. “La tendencia es la variedad de la mano de la calidad. Tanto en las catas como en las presentaciones y ferias, sobrevolarán novedades que nos seguirán acercando a un producto tan noble como el vino. Gozamos de un buen posicionamiento en el exterior debido a la gran performance que tuvo Wines of Argentina. Y distintas instituciones trabajan para que la profesión del sommelier crezca y se vea representada en el país. Todavía queda mucho por hacer, pero vamos por el mejor camino”, concluye Castillo.

Por: Mariano Petrucci.

http://www.revistanueva.com.ar/numeros/00957/nota/4

Esta revista se distribuye con las ediciones de: Diario Uno,
de Mendoza; Diario Uno de Santa Fé; Diario Uno, de Entre Ríos; El Día,
de La Plata; La Capital, de Rosario; La Gaceta, de Tucumán; La Nueva Provincia, de Bahía Blanca; Río Negro, de Gral. Roca (circula en las provincias de Río Negro y Neuquén); La Mañana, de Córdoba, La República de Corrientes.

martes, 18 de agosto de 2009

Colonia vinos y Quesos 08/2009


















La Primera Degustación Profesional de Vinos y Quesos realizada el pasado sábado 15 de agosto en el Centro Politécnico del Cono Sur enColonia del Sacramento colmó las expletivas planteadas ,en cuanto a calidad del evento por su profesionalismo y al numero de asientes.

Fue exitoso con la presencia de 280 personas (publico de Colonia, Montevideo, Buenos Aires y 20 europeos ) Sobretodo caras nuevas y buen nivel de interés y conocimiento.

Se realizaron 9 talleres con asistencia colmada,mas la demostración final de preparación de tragos a base de vinos por el sommelier argentino Sebastàn Bossi.

Fueron !0 sommeliersprofesionales y 8 estudiantes de la Escuela Gato Dumas Uruguay quienes tuvieron a su cargo 106 marcas de vinos uruguayos dirigidos por el sommelier Gastòn Figún..El queso sorprendió con una presentación de artesanales e industriales, unos 40 tipos seleccionados y coordinadopor directivos y técnicos de la Agencia de Desarrollo Económico de Colonia del Este




Crónica sobre un sueño hecho realidad
miércoles, 26 de agosto de 2009
por Estela de Frutos (*)

La Primera Degustación Profesional de Vinos y Quesos realizada el
pasado sábado 15 de agosto en el Centro Politécnico del Cono Sur en
Colonia del Sacramento, colmó las expectativas planteadas, en cuanto a
calidad del evento por su profesionalismo y por el numero e interés
de los asientes.

Fue exitoso por la presencia de 280 personas (público de Colonia, Montevideo, Buenos Aires y 20 europeos). Sobre
todo caras nuevas y buen nivel de interés y conocimiento.
Se realizaron 9 talleres con asistencia colmada, más la demostración final de preparación de tragos a base de vinos, por
el sommelier argentino Sebastian Bossi.
Una demostración magistral del sumiller Sebastian Bossi preparando tragos a base de vino, cerró la noche mas espectacular de vinos y quesos vivida en Colonia y en el Uruguay.

Placer 30 / Octubre, Noviembre 2009
Educando los sentidos
El 15 de agosto pasado, el Centro Politécnico del Cono Sur se convirtió en una suerte de academia enfocada a los vinos y a los quesos, dictada por profesionales. Lejos del típico salón del vino en el que las bodegas intentan mostrarse y vender imagen, los organizadores se enfocaron en educar al público, armaron un circuito de degustación de quesos y vinos ordenados por cepas y atendido por una veintena de sommeliers, y dictaron nueve interesantes talleres sensoriales

A pesar de que afuera se desataba una tormenta descomunal, que la temperatura había ascendido a niveles atípicos para la época y que desde el río Uruguay soplaba un viento fuerte y amenazante, casi 300 personas se acercaron hasta el Centro Politécnico del Cono Sur, donde otrora imperaba el antiguo Hotel Real de San Carlos, para disfrutar de la Primera Degustación Profesional de Vinos y Quesos, organizada por INAVI, INALE, el Centro Politécnico del Cono Sur, Vinos del Uruguay, ADE Colonia Este y Fundación para el Desarrollo del Cono Sur.
A modo de prólogo, antes de abrir las puertas del salón en donde aguardaban las mesas de quesos y los vinos ordenados por sus cepas, se realizó una Antesala de la Degustación, en un ambiente decorado con los colores del vino y en donde se escuchaban Los sonidos del vino, una lograda producción de Saba y la Ing. Agr. Estela de Frutos, que reúne elementos sonoros de los viñedos, las tijeras en la vendimia, el chispeante burbujeo de la fermentación, el remuage en los pupitres, el degüello, el embotellado y el descorche. Apoyada en estos sonidos, Estela de Frutos describió desde el escenario todo el proceso desde que se corta la uva hasta que se alza una copa para festejar. “Estamos en una casa de estudios, y lo que se pretende es educar”, expresó Luis Francisco Brotons, director del Centro Politécnico del Cono Sur. “Nuestro objetivo es educar los sentidos, por eso las mesas están ordenadas por cepas y por región, al igual que los quesos, para ver sus cualidades y aprender con los sommeliers”.
Los tres grandes orquestadores del evento, la Ing. Agr. Estela de Frutos (en representación del INAVI), el sommelier Gastón Figún (responsable de la coordinación de los sommeliers y las degustaciones) y Facundo Ferro (gerente de la Agencia de Desarrollo Económico de Colonia Este), coincidieron en que sería una noche mágica, y que, al igual que la Cenicienta, tenían hasta las 24 para disfrutar. Recomendaron aferrarse a las copas y probar sin prisas durante las siguientes cuatro horas. Luego de un puñado de aplausos, se abrieron las puertas del salón.

El salón

Allí esperaban una veintena de diferentes tipos de quesos, diferenciados entre industriales y artesanales (del grupo Los Treinta) de los departamentos de Colonia y San José, ordenados desde los más suaves hasta los de mayor personalidad, ubicados en forma paralela a la variedad de vinos con los que maridarían mejor. Los quesos fueron seleccionados y coordinados por directivos y técnicos de la Agencia de Desarrollo Económico de Colonia Este, y la mayoría de ellos habían sido premiados en la cata nacional de este sector. Se pudieron degustar Gouda, Gruyére, Maasdam, Grana, Quark, Azul, Straccino, tres tipos de Cuartirolo, tres Parmesano y ocho tipos de queso Colonia.
Los vinos, ordenados por cepas y por región, bordeaban todo el salón, empezando por los espumosos, los vinos blancos (Sauvignon Blanc, Chardonnay, Gewürztraminer, Moscatel, Torrontés, Viognier), unos pocos rosados, una mesa de cepajes tintos no tradicionales, amén de numerosas variedades tintas clásicas (Merlot, Cabernet Sauvignon y nuestro clásico Tannat), una mesa de vinos tintos de corte y una última mesa con grappas y vinos dulces y fortificados. Se pudieron degustar un total de 106 etiquetas, servidas en copas Riedel por 18 sommeliers (profesionales y estudiantes).
En forma paralela se desarrollaron nueve talleres sensoriales que se repitieron en dos turnos y que en algunos casos colmaron las capacidades de los salones. El público pudo escoger entre Viñas de Colonia. Vinos y turismo (Cra. Mariela Zubizarretta y A/M Roberto Bernardi), Reconocimiento de aromas y sensaciones táctiles (Estela de Frutos y Laura Nervi), Cata vertical de Cabernet Sauvignon (sommelier Gastón Figún), Queso azul y vinos (sommelier Marcello Bardeccio), La versatilidad del Tannat: Diferentes estilos. Queso Parmesano Calcar (sommelier Alejandro Córdoba), Armado y presentación de tablas de quesos (chef Pedro Toledo), Degustación dirigida de quesos artesanales (T/L Reynaldo Martínez), El arte del assemblage (sommelier José Burger) y Aguardiente de varietales de orujo (sommelier Sebastián Bossi). Este último, llegado desde Argentina, realizó también una demostración magistral de preparación de tragos en base a vinos, poco antes de finalizado el salón.